Ya hablamos en hace algún tiempo del Hipoclorito Sódico, su aplicación en piscinas, ventajas y desventajas en este otro post.
Hoy vamos a hablar de su fabricación. El Hipoclorito Sódico debe su origen al químico
francés Berhtholet quien tras descubrir su propiedad decolorante lo dio a conocer como blanqueador de ropa inventando así lo que en un comienzo se denominó agua de Javel o legía.
A principios del siglo XX empezó a utilizarse para desinfectar material quirúrgico, aguas potables y para luchar contra las epidemias. El hipoclorito sódico se puede obtener por la mezcla de cloro con un solución de hidróxido sódico en medio acuoso, según la reacción.
En la actualidad obtenemos hipoclorito sódico por medio de un proceso de electrólisis en el que intervienen elementos como sal, agua y una cuba electrolítica. En esta cuba hay un polo positivo y otro negativo, el positivo desprende cloro en estado gaseoso que es recuperado para la fabricación de hipoclorito y el polo negativo confiere hidrógeno que acaba desestimándose.
A continuación, en otra cuba se mezcla agua con la parte proporcional de hidróxido sódico y se introduce el gas cloro procedente de la cuba de electrólisis obteniendo como resultado final hipoclorito sódico o llamado también comúnmente como legía, hipoclorito de sodio, Agua lavandina, Agua Jane, Clarasol o también como Agua de Giweissi.